El universo de Gran Hermano volvió a explotar. Esta vez, por el tenso cara a cara que protagonizaron Selva Pérez y Katia Fenocchio, más conocida como La Tana, en La noche de los ex. Allí, las dos participantes se cruzaron por primera vez desde que Selva fue eliminada del reality y la tensión estuvo a flor de piel.
Uno de los ejes del conflicto fue el recordado robo de una figura de la Virgen María que pertenecía a Selva, la uruguaya, profundamente afectada, explicó entre lágrimas: “La virgencita me acompaña hace muchos años… Ha estado en momentos como fue la pérdida de mi madre. Realmente le tengo mucha devoción”.
La actriz oriunda de La Matanza había escondido la estatuilla como parte de una estrategia, lo que provocó una fuerte crisis emocional en Selva durante su estadía en el reality: “Yo en lugar de ir al psicólogo, de repente optaba por rezar. El no tenerla fue algo que me desequilibró”, confesó.
Pero el momento más sensible del programa fue cuando Selva se refirió a sus declaraciones sobre la maternidad de su compañera, un tema que generó una gran polémica: “Sinceramente, le pido disculpas. Se me juzga mucho por haberme metido con su maternidad. Yo creo que se sacó un poco de contexto”, aclaró.
La Tana, sin embargo, no dejó pasar el tema tan fácilmente: “Todavía no tuve tiempo de hablar con Selva, pero cuando ella me tuvo que desestabilizar, lo hizo. Más con el tema de la maternidad”, lanzó con firmeza. Y aunque reconoció que Selva tiene una personalidad fuerte, también dudó de su sinceridad: “Siento que a veces actúa”.
El conflicto entre ambas se volvió uno de los más comentados de la temporada, como cuando la Tana desbordó de furia contra Selva y reavivó el debate sobre los límites del juego dentro de la casa. Mientras Selva intenta limpiar su imagen fuera del reality, La Tana dejó en claro que el daño emocional aún sigue presente.
Más allá del pedido de disculpas, quedó claro que algunas heridas siguen abiertas y que el juego, aunque haya terminado para ellas, sigue dejando marcas profundas. Tanto Selva como La Tana protagonizaron uno de los vínculos más intensos y conflictivos de esta edición y la reconciliación, por ahora, parece estar lejos.