DALLAS, EE.UU. (Enviado especial). – Con el inicio de la próxima temporada alta, los vuelos desde la Argentina hacia el exterior apuntan a tener cifras récord, tanto en cantidad de frecuencias como en pasajeros transportados. Hasta el momento las cifras de pasajeros se habían acercado pero sin superar los registros de 2019, el año previo a la pandemia y cuando más pasajeros tuvieron las aerolíneas que aterrizan en el país, tanto de cabotaje como internacionales.
Aquellas cifras podrían quedar atrás a lo largo de 2025, ya que la estadística de la Agencia Nacional de Aviación Civil (ANAC) arroja un incremento de 4% durante enero-mayo (13,7 millones de pasajeros transportados en cinco meses) contra igual período de 2019.
En ese contexto de fuerte turismo emisivo gracias al dólar planchado, complementado con una importante cantidad de contingentes turísticos provenientes del Hemisferio Norte para tomar en Buenos Aires los cruceros que navegan por el sur, la apuesta de American Airlines para la próxima temporada también va ser récord.
La línea aérea número uno de Estados Unidos va a programar seis frecuencias por día entre los dos países, con cuatro vuelos directos de Ezeiza a Miami, otro más a Nueva York y un sexto vuelo hacia Dallas. En total, serán 42 frecuencias por semana.
“Se viene un verano muy intenso, con récord de vuelos hacia Argentina en particular”, dijo a Clarín Gonzalo Schames, un ejecutivo argentino que trabaja en American hace 32 años y que hoy es el director para Sudamérica de la línea aérea.
La grilla la temporada alta será de tres vuelos nocturnos a Miami y un cuarto vuelo que partirá por la mañana (en sentido contrario, los cuatro vuelos desde Miami hacia Ezeiza saldrán por la noche). Los otros dos vuelos directos, a Nueva York y Dallas, serán también nocturnos.
Uno de los vuelos a Miami así como el directo a Nueva York será con un avión Boeing 777-300, un equipo que tiene una configuración que además de las tres categorías habituales de los vuelos internacionales (económica, premium economy y ejecutiva) incluye ocho asientos de primera clase. Por el momento es la única línea aérea junto con Lufthansa que vende este tipo de asientos en Ezeiza (el resto de las opciones para volar en primera clase aparecen recién en aeropuertos de Brasil, con algunas rutas de líneas aéreas que vuelan hacia Europa u Oriente con trasbordo en el país vecino).
“La demanda (desde Argentina) la vemos fuerte, sostenida, y va a haber también una buena demanda de pasajeros que llegan a la Argentina para la temporada de cruceros que toman en Buenos Aires, y rodean el sur del país o que van a la Antártida, es un tráfico muy importante que nosotros también recibimos. Algunos salen de Ushuaia y van a la Antártida y otros salen de Buenos Aires, pasan por el Cabo de Hornos y terminan en Chile, o viceversa. Muchos de esos pasajeros llegan a Buenos Aires, pasean y luego se toman el avión a Ushuaia y van hacia la Antártida y después regresan. Es nuestra “pata receptiva” número uno, todos los años”, explicó Shames, en una entrevista con Clarín en esta ciudad donde tiene su sede y que la transformó en el tercer aeropuerto con más tráfico de todo el mundo, detrás de Atlanta (EE.UU.) y Dubai (Emiratos Arabes).
-¿Hay un boom de viajes?
-A partir de la pandemia los pasajeros salieron. Aquel que tenía dudas, hoy lo hace. Todavía lo estamos viendo. Y vuelve a crecer el mercado corporativo, que había caído tras la pandemia. Hay un crecimiento sostenido de este tipo de vuelos.
En Argentina la empresa tiene 500 empleados entre tripulantes de cabina argentinos, empleados del “contact center”, administrativos y 50 son técnicos aeronáuticos certificados por la Administración Federal de Aviación de EE.UU. para hacer mantenimiento de aviones. “Hace nueve años la compañía tomó la decisión, basada en el hecho de que tenemos los aviones estacionados por 12 o 14 horas, de aprovechar esos tiempos muertos para hacerles trabajos de mantenimiento. Entonces tenemos más de 50 mecánicos, todos con sus licencia de la FAA estadounidense, y les hacen chequeos programados a los motores de los aviones, o bien trabajos dentro de la cabina”.
-¿Cómo ven la política de cielos abiertos del Gobierno?
-Siempre vemos con buenos ojos la apertura hacia la competencia. Nos hace bien a todos y beneficia al pasajero. Se compite con tarifa y también con la calidad del servicio. Todas las medidas que se tomaron favorecen eso. Esperamos que se mantengan en el tiempo.
-¿Aerolíneas Argentinas fue una competencia desleal?
-Siendo una compañía estatal es como natural que se la trate de ayudar con ciertas medidas. Pero a mí me gusta usar las palabras que usaba un vicepresidente nuestro, que nosotros somos invitados en los países donde operamos. Nos tenemos que adaptar a las reglas de esos países.