Luis Inacio Lula da Silva llegará este miércoles por la noche para permanecer menos de 24 horas en la Argentina, en su primera visita al país con Javier Milei en el poder. Sin embargo, hasta el momento los presidentes no tienen previsto reunirse a solas, aunque de mínima deberían saludarse en una actividad en la que el libertario le debe traspasar la presidencia pro-tempore del Mercosur al brasileño.
Desde el espacio de Lula aseguran que el mandatario estará muy poco tiempo en el país, mientras desde la justicia argentina no informan pedido alguno aún para que la pueda visitar a Cristina Kirchner en su prisión domiciliaria, como han buscado reflejar desde un sector del PT y otros cercanos a la ex presidenta. Todo sigue abierto en el poco tiempo de Lula en Buenos Aires, pero lleno de dudas. En el espacio del Grupo de Puebla hubo incluso ideas de prueba. Una de ellas es que, aunque no la visite a en el piso de San José al 1100, Lula se acerque a la calle y se hagan una foto con un mediático saludo desde el balcón.
Con respecto a Lula y Milei, que nunca hablaron y cuyo rechazo mutuo se remonta a que el presidente brasileño apoyó a Sergio Massa en la campaña electoral argentina y a que el libertario le disparó una ola de insultos, se reproduce el mismo escenario de cuando gobernaban Alberto Fernández y Jair Bolsonaro, aliado este de Milei.
No tuvieron diálogo y cruzaron fuertes críticas, pero sus respectivos gabinetes y los empresarios de ambos países sobrellevaron el vínculo estratégico bilateral. En los dos gobiernos esperan igual que surja a último momento algún formato de bilateral. Como la que tuvieron finalmente Fernández y Bolsonaro.
En ese sentido, la Subsecretaría para América Latina y el Caribe de Itamaraty, la embajadora Gisela Padovan, informó el viernes que su país había aceptado ampliar el arancel externo común a 50 nuevos códigos, excepciones de rebaja arancelaria que la diplomática consideró una “concesión del gobierno brasileño a una solicitud de Argentina, que se deriva un poco de la situación global, de la cuestión tarifaria, del comercio internacional”.
Brasil sugirió entonces parámetros desde la reunión de abril pasado en Buenos Aires de los cancilleres del bloque. De acuerdo a Padovan el tema se confirmó finalmente para esta cumbre del Consejo del Mercado Común, del miércoles (cancilleres, ministros de Economía y presidentes de los Bancos Centrales) y de los presidentes bloque prevista para el jueves. “Debemos tener esta resolución entonces firmada, adoptada”, concluyó.
En la reunión de abril pasado, el canciller Gerardo Werthein le planteó a sus pares el pedido de Milei de aggiornar sus aranceles nacionales para cerrar un entendimiento con Donald Trump -al principio había amenazado con salir del Mercosur, lo que es imposible sin apoyo parlamentario-. Pero aunque ello ayudará a flexibilizar el bloque con Trump, la relación está en construcción. En la Casa Rosada esperaban la invitación del republicano al argentino a la Casa Blanca para entre abril y mayo pasado, basados en la alianza entre ambos, pero el tiempo pasó sin que ello ocurriera.
Padovan también trazó la agenda de su país durante la presidencia del bloque que empezará este viernes tras el traspaso de Milei a Lula, un espectáculo que sin duda atrapará todas las miradas.
En lo político hay dos frentes. Uno el de Milei con el presidente paraguayo, Santiago Peña, y otro el de Lula da Silva con el uruguayo Yamandú Orsi y en parte con Luis Arce, de Bolivia, sumergido en una fuerte crisis institucional y económica.
Además de las concesiones en el arancel externo común, Brasil buscará priorizar aspectos que Argentina evitó tratar en el pasado como el arancel en el sector automotriz y el azucarero, que no está incorporado al régimen comercial como pretenden los vecinos.
Después, se sobrevienen enormes diferencias y que tienen que ver en parte con que Brasil busca apurar el acuerdo con la Unión Europea, que Argentina acepta pero en la que los libertarios tienen enormes diferencias, al menos discursivas. El gobierno de Milei ha dicho que quiere un TLC entre el Mercosur y la UE, pero por momentos parecen más atado a los tiempos reactivos de los franceses que a los acuerdistas.
“Creo que responde a las necesidades de la realidad actual el lanzamiento de un Mercosur verde. Se trata de promover la cooperación para que nuestro comercio sea más sostenible, y también para que podamos mostrar al mundo nuestras credenciales verdes: tenemos una matriz energética renovable y una agricultura sostenible», señaló Padovan.
Otro frente de diferencias es que Brasil le dará importancia a la dimensión política, social y de participación social en el bloque donde destacan el rol del Instituto de Políticas Públicas en Derechos Humanos (IPPDH), que tiene sede en Argentina, y del Instituto Social del Mercosur que tiene sede en Paraguay. Brasil los quiere ver fortalecidos y si hay algo que ha caracterizado la presidencia argentina en este semestre es precisamente el sentido contrario, el ajuste en el bloque y un corrimiento hacia políticas ultraconservadoras de la mano de la abogada en derecho de familia y directora de DDHH de la Cancillería, Ursula Basset.
Para el caso, las organizaciones de derechos humanos y los grupos de diversidad sexual encontraron en uruguayos y brasileños un canal de queja para las cancelaciones de encuentros y participaciones de la sociedad civil en las cumbres.