A un año de la misteriosa desaparición de Loan Danilo Peña, el pequeño que hoy tendría seis años cuya ausencia conmovió al país, sus padres, José Peña y María Noguera, volvieron a alzar su voz. Con la misma angustia del primer día, pero con una fe inquebrantable, compartieron sus sentimientos y sus más firmes convicciones a Radio Sudamericana y al programa Sin Freno. La causa, que tiene 17 imputados por la sustracción del menor y entorpecimiento de la investigación, sigue sin brindar las respuestas que la familia desesperadamente busca.
«La angustia que tenemos no es que no se avanzó nada, sino de no saber la verdad», expresó José Peña, reflejando el tormento de una búsqueda que se mantiene activa «como sea». Para ellos, la gran incógnita sigue siendo «saber qué pasó ese día».
La versión de un accidente o un extravío es categóricamente rechazada por los padres, quienes insisten en una teoría que los mantiene en pie: «Siempre decimos que a Loan se lo llevaron, lo del accidente no sucedió porque se van a encontrar rastros».
María Noguera fue contundente al afirmar que su hijo «no se pudo haber perdido» en el monte. Ella supo, casi desde el minuto uno, que Loan no estaba perdido: «me di en cuenta cuando iba bajando el sol… que él ya no estaba perdido en ese momento». Conociendo a Loan, su madre detalló que «no se pudo largar solo porque no conocía la zona y que tiene miedo del monte, de las vacas, se iba a quedar ahí». Además, la distancia y la vegetación hacen improbable que Loan hubiera caminado tanto: «no iba a caminar tanto, es un trecho largo y menos por el yuyal». Esta convicción los lleva a una dolorosa sospecha: «ellos no avisaron al momento que se perdió para ganar tiempo», sugiriendo que, de haberse dado la alerta temprana, «lo iban a encontrar». La primera certeza de María fue lapidaria: «a Loan lo llevaron».
El día de la desaparición, Loan había insistido en acompañar a su padre a almorzar a casa de su abuela Catalina, un deseo al que María finalmente accedió porque el niño no tenía clases. La última palabra que le escuchó fue: «Sí mami nos vemos la vuelta». Sin embargo, José Peña reveló un detalle crucial: «nadie tenía conocimiento de que el menor iba al almuerzo». De hecho, José llevaba «carne» y «pan» para solo «dos o tres» personas, lo que desmiente la idea de un gran almuerzo. La casa de su madre, según el padre, era un lugar donde «en ocasiones» asistía el matrimonio de Carlos Pérez y Victoria Caillava, hoy imputados en la causa. José Peña conoció a Carlos Pérez ese mismo día, y si hubiera sabido que toda esa gente iría, él no habría llevado a Loan, ni siquiera él mismo habría ido, «porque ya sé, ya le conozco a esa gente». Una de las preguntas que José querría hacerle a Antonio Benítez, otro de los imputados, es «por qué se fue primero a la zona del naranjal donde habrían ido todos en principio». José Peña señala que «entre Benítez y mi hermana [Laudelina]» son quienes tienen mayor responsabilidad, ya que «son los más porque hay que más conocen ahí que están más ahí visten en la zona».
A pesar del implacable paso del tiempo, la madre de Loan se aferra a una esperanza vital. «Yo digo que él está vivo», reiteró María con una fe que la mantiene en pie. Incluso compartió un sueño: «soñé que estaba jugando, con el buzo que me llevaron para peritar». Esta convicción se entrelaza con el profundo dolor cotidiano. La madre de Loan confesó que «se hace muy difícil para mí porque yo veo la hora de la escuela, a sus compañeritos con el uniforme y su delantalito, y me imagino y recuerdo a mi hijo». Tanto es el dolor que, al ver a otros niños ir a la escuela, ella prefiere «no mirar para la calle, porque me acuerdo, me quiero llevar a él». La ausencia transformó su vida y la de su comunidad: «Esto nos cambió mucho, vivimos con miedo». Incluso, la cama de Loan y todas sus pertenencias siguen intactas en su cuarto: «no quiero sacar la cama de él… porque yo le estoy esperando a Loan, yo estoy con esa fe que Loan está».
El impacto de no tener a Loan es una herida abierta. «No podemos festejar sin el cumpleañero, queremos que él esté para celebrar con él», expresó María Noguera. Aunque la vida los empuje a seguir adelante, la imagen de su hijo permanece inalterable en su mente: «Nosotros tenemos que hacer cosas, la vida sigue, pero todos los días tengo a Loan en mi cabeza».
José Peña, por su parte, sigue yendo todos los días a la zona de la desaparición, «veo y estoy en la misma escena, ahí, pego una vuelta y estoy ahí siempre».
La familia rechaza categóricamente las acusaciones de algunos abogados de los imputados que sugieren que ellos pudieron haber vendido a Loan. María reaccionó con bronca: «si nosotros vendimos a Loan ¿por qué estamos jodiendo con esto? si ya sabemos que le vendimos a Loan agarro y levanto el juicio, todo».
José Mazzei, perito de parte que acompaña a la familia desde el inicio, confirmó que al principio «intentaron ponerlos a ellos en un rol acusatorio» y se empezó a «investigarlos más a ellos que un disparate».
CONFIANZA EN LA JUSTICIA
Los padres se mantienen «conformes» con el trabajo de la justicia, especialmente con la jueza Cristina Pozzer Penzo: «Confiamos plenamente, plenamente» en ella. José Peña y José Mazzei coinciden en el orgullo por la magistrada, quien «pone lo que hay que poner, gasta lo que hay que gastar, está dejando la piel en el caso». Para ellos, los ataques que recibe la jueza tienen que ver con «intereses políticos» y «policiales».
NO AL USO POLÍTICO
La madre de Loan expresó su profundo malestar con el uso político del nombre de su hijo: «no me gusta que esté el nombre de mi hijo». Ella pide que, si quieren ayudar, «que más vale en silencio te golpee la puerta y digan: ‘Venimos a acompañarte’… sin camarógrafo». También reveló que dejó de mirar televisión porque «me hace peor».
UN PACTO DE SILENCIO
Sobre los principales detenidos, María les enviaría un mensaje directo: «Que me digan qué hicieron con Loan o dónde está Loan… que rompan de una vez el pacto de silencio». Ella sospecha que su hermana Laudelina, Macarena y Camila «saben lo que pasó» y «están mintiendo», ya que estuvieron 15 días en la casa de la abuela.
José Mazzei añadió que «los siete ejecutaron un plan» y que Loan fue «quitado de al lado de su padre», aunque el «destinatario era otro». Cree que el ex marino Carlos Pérez pudo haber sido «el cerebro de todo». «La verdad, -sentencia el perito-, está en una cárcel hoy, solamente tienen que decir qué pasó».
La familia también reveló haber experimentado decepciones con abogados anteriores. Mencionaron a Fernando Burlando: «No venía nunca, nunca estaba ahí. Y Gallego, luego de decir que el caso estaba al 98%, se retiró de la causa».
A pesar de todo el sufrimiento, María afirmó: «No voy a bajar los brazos» y agregó que mantiene la esperanza. «Estoy con esa fe que Loan está (vivo), pero quiero saber dónde está». Y si Loan volviera, su vida, y la de toda la familia, «cambia… volvemos a vivir nuevamente». La esperanza de Loan, la fuerza de una familia que no claudica.
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