La embajada del Vaticano en Kiev sufrió daños menores durante un ataque aéreo ruso a la capital ucraniana en la madrugada del jueves, según informó la propia misión diplomática en un comunicado oficial.
El texto indicó que el edificio principal de la Nunciatura Apostólica, así como algunas áreas de servicio, resultaron afectadas por el bombardeo. El término »Nunciatura Apostólica» es la denominación oficial que la Iglesia Católica utiliza para referirse a sus embajadas en el extranjero.
El nuncio apostólico, arzobispo Visvaldas Kulbokas, declaró a Vatican News, el medio oficial de comunicación del Vaticano, que fue testigo directo del ataque. Describió cómo varios drones sobrevolaron la zona de la embajada y escuchó múltiples explosiones durante la noche.
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Según Kulbokas, el ataque causó daños en el tejado del edificio y en el garaje. El arzobispo afirmó que recogieron aproximadamente diez fragmentos grandes del artefacto y estimó que se trató de un dron, no de un misil. Afortunadamente, no se reportaron heridos entre el personal de la embajada.
»Es impactante ver explosiones ocurriendo tan cerca», señaló Kulbokas, subrayando la tensión constante que se vive en Kiev debido a los bombardeos. El incidente ocurrió mientras se celebraba en Roma una conferencia internacional sobre los tres años de guerra en Ucrania.
En este evento, se anunciaron importantes compromisos de ayuda económica a favor de Kiev, por valor de miles de millones de dólares.
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Además, un día antes del ataque, el Papa León XIV se reunió en el Vaticano con el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski. Durante este encuentro, el pontífice expresó la disposición de la Santa Sede para acoger eventuales negociaciones de paz entre Rusia y Ucrania.
Esta postura se alinea con los esfuerzos diplomáticos del Vaticano para facilitar el diálogo y la reconciliación en zonas de conflicto, como parte de su misión de promover la paz global.
El Vaticano mantiene relaciones diplomáticas formales con cerca de 180 países y tiene embajadas activas en muchas capitales del mundo.
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Sus representantes diplomáticos, conocidos como nuncios, son reconocidos por su compromiso con la misión y su permanencia en los destinos asignados, incluso en contextos de guerra o inestabilidad. Rara vez evacúan sus puestos, manteniéndose como símbolo de continuidad, presencia espiritual y apoyo a las comunidades locales.
El ataque a la Nunciatura de Kiev subraya la creciente vulnerabilidad de las misiones diplomáticas extranjeras en Ucrania, y pone de relieve los riesgos que enfrentan incluso las representaciones que tradicionalmente se han considerado neutrales o fuera del conflicto directo.
Aun así, la Santa Sede mantiene su compromiso de permanecer en el país y apoyar tanto a la población ucraniana como a los esfuerzos internacionales por alcanzar una solución pacífica al conflicto.
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