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El analista político, Pascual Albanese examinó el escenario argentino posterior a las elecciones del 26 de octubre, donde, según su interpretación, se desarrolla un proceso de reconfiguración del poder marcado por la convergencia entre el respaldo financiero de Estados Unidos, la disciplina fiscal y la apertura política impulsada por el presidente Javier Milei.
En ese marco, consideró que el país ingresó en un ciclo histórico inédito, en el que la cooperación, la responsabilidad fiscal y el consenso serán las claves de la gobernabilidad futura.
Albanese ofreció una extensa reflexión sobre el nuevo panorama político, en la que subrayó la necesidad de identificar los factores estructurales que trascienden el vértigo de los acontecimientos recientes. Según su análisis, por primera vez en la historia reciente, el respaldo de Washington generó más adhesiones que rechazos dentro del país.
A juicio del analista, este fenómeno se explica por dos factores: la percepción de que el apoyo estadounidense evitó una crisis política interna y la creciente valoración del liderazgo global de Estados Unidos durante la administración Trump. En esa línea, sostuvo que el contexto internacional, marcado por las negociaciones de paz en Gaza, los avances diplomáticos entre Washington y Pekín, y el acercamiento con Brasil, reforzó esa imagen de poder y previsibilidad.
RECONFIGURACIÓN DEL PODER Y
NUEVA COALICIÓN
Albanese remarcó que el respaldo norteamericano no llegó sin condiciones. Señaló que tanto Washington como el Fondo Monetario Internacional (FMI) exigieron una «apertura política» que garantice la gobernabilidad y el cumplimiento de las metas fiscales. En línea con esa recomendación, recordó las declaraciones del secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, quien afirmó: «Creo que el presidente va a expandir su coalición», lo que interpretó como una señal anticipada de reforma política.
De acuerdo con el analista, la designación de Diego Santilli como ministro del Interior respondió a esa estrategia de ampliación. Milei, al anunciar su nombramiento, expresó que el nuevo funcionario «llevará a cabo las conversaciones con gobernadores y legisladores para articular los consensos necesarios para las reformas que vienen de cara al futuro». Albanese evaluó que esta decisión, acordada con Santiago Caputo, consolidó la unidad política entre Javier y Karina Milei, a la que calificó como «indestructible».
También destacó que la llegada del consultor estadounidense Barry Bennett, ex asesor de campaña de Donald Trump, reforzó los vínculos entre Buenos Aires y Washington. Según explicó, Bennett, socio fundador de Tactic Global, trabaja junto a Caputo en tareas de lobby para promover la cooperación política y financiera bilateral. En ese sentido, remarcó que su influencia, sumada a la acción de la Conferencia de Política de Acción Conservadora, fortalece la conexión ideológica entre el Gobierno argentino y el trumpismo.
El Presidente, figura central
El analista, subrayó que la asistencia económica norteamericana, acompañada por el FMI, evitó una crisis de gobernabilidad y abrió paso a una etapa de negociación federal que redefine la relación entre la Nación y las provincias. En paralelo, indicó que el peronismo atraviesa una profunda crisis interna sin horizonte de renovación, mientras el oficialismo consolida una nueva coalición apoyada en la estabilidad macroeconómica y el diálogo político.
Disciplina fiscal
Albanese mencionó que algunos analistas, como Carlos Fara, comparan la actual articulación económica y política con un «segundo plan BB», evocando el esquema de Bunge y Born aplicado al inicio del gobierno de Carlos Menem.
En esta nueva versión, el acrónimo hace referencia a la dupla «Bessent-Barrick», que -según el propio Albanese- constituye el eje del entendimiento entre la Casa Blanca y Buenos Aires, orientado a consolidar la estabilidad fiscal argentina en el marco del liderazgo global de Estados Unidos.
Para el analista, el cumplimiento del «déficit cero» y la acumulación de reservas son los pilares de esa estrategia. Advirtió que la primera prueba será la aprobación del Presupuesto 2026, que deberá ratificar la disciplina fiscal y abrir un espacio de diálogo con la oposición. El éxito de este proceso, agregó, será condición indispensable para acceder a la asistencia financiera internacional proyectada.
Albanese señaló, no obstante, que la sustentabilidad del programa requiere mejorar la competitividad nacional. Ello implicará reducir el denominado «costo argentino» mediante reformas estructurales que incluyan la modernización laboral, la modificación del régimen impositivo y, en una segunda etapa, una reforma previsional, entre otras.
Nuevo ciclo histórico
Albanese afirmó que la Argentina ingresa en un ciclo político y económico marcado por la necesidad de adaptación. A su juicio, el «nunca más» a la etapa previa a Milei ha sido consagrado por la voluntad del electorado. Consideró que la política, el sindicalismo y los actores económicos deberán reformular sus estrategias dentro de un nuevo equilibrio de poder que combine centralidad presidencial, negociación federal y disciplina fiscal.
Según su visión, este escenario exige la formulación de una alternativa de gobierno que reconozca la estabilidad macroeconómica como base de la justicia social y el desarrollo. También demandará superar las fronteras partidarias, fortalecer el federalismo y revalorizar el papel de los liderazgos territoriales.
Albanese concluyó que la reconstrucción del sistema político argentino dependerá de la capacidad de los actores para comprender esta lógica integradora. «El futuro no ofrece retorno a los viejos esquemas», advirtió. En su opinión, la estabilidad, el consenso y la cooperación serán las claves de una etapa que recién comienza.

